diumenge, 28 de desembre del 2014

¡¡¡Una sorpresa por Navidad!!

 Unos días antes de nochebuena, tras las clases de apoyo en casa, llamaron al tlf.. Era la directora de una escuela infantil. Tenía una vacante a jornada completa por una baja de maternidad, quedé con ella y asistí a la entrevista, parecía que el pan ya estaba repartido. En estos tiempos, cuando te llaman es porque el puesto suele ser tuyo si no haces ninguna locura :P

Era una escuela infantil homologada, se vendían como bilingües, preocupados por los niños y sus familias, cercanos y con pedagogía bastante activa.
Como seño, para empezar, pintaba bien y ... sinceramente, después de casi 4 años de paro,una coge lo que sea.

Trabajé con ellos 8 meses en una jornada muy extensa por casi la mitad del salario de lo debía recibir, pero estando en casa, esto ya no era lo importante, porque era el primer trabajo con contrato, serio y aprendí mucho llevando mi propia clase.

El centro tenía cosas buenas que en la ciudad, no se llevaban a cabo en otros coles, como por ejemplo:
- Llevaban a cabo una educación emocional y de valores que iban inherentes en la rutina escolar donde cada niño debía saber tratar y cuidar a sus compañeros, a las seños, juguetes, el centro, etc.
-Los niños seguían una serie de rutinas y eso les proporcionaba una estimulación mayor porque no estaban pendientes de qué iba a venir, si no de aprender lo que se les ofrecía.
-Se tenía mucho cuidado en la comunicación; la forma de hablarles a los niños y a los padres. Se evitaba el castigo, intentando una pedagogía más sana.

Fueron muchas, las cosas buenas y las recompensas y alegrías que me dieron aquellos renacuajos en su día a día, ver cómo fueron mejorando y superando algunas dificultades que tenían, ver cómo explotaba su lenguaje y comenzaban a charlar sin descanso. Fue algo precioso, ver cómo buscaban mi calor, mis abrazos, cómo me recibían con una sonrisa....

Descubriendo nuevos mundos de acción...

Dicen que quedarse quieto, oxida... Ya se sabe "o te mueves, o caducas". Eso es así para todos, pero yo creo que en medicina y educación, es doblemente importante.

Cuando yo acepté el caso de la pequeña pulguita R (guardo su nombre por respeto a su privacidad), lo enfoqué desde mi capacidad de poder llevarlo con lo que sabía hasta ese momento. Supusé que seguiría documentándome para hacer mejor mi labor, pero NUNCA imaginé que llegaría a aprender tanto de todo.

Toda esta fructibidad laboral vino provocada, por... básicamente la inquietud de su mamá. La mamá de R es una mamá enérgica y positiva, que no se cansa jamás de luchar y buscar cosas que puedan ayudar a su retoño. (he conocido/trabajado con cientos de mamás pero nunca había conocido a una mamá coraje y con ella, he tenido ese placer).

R tenía una alteración a nivel motor, pero parecía ser tan general que llegaba a afectar el habla e incluso los esfínteres. Anduvo desde muy pequeño entre especialistas para poder descartar, pero no tuvo demasiada suerte, ya que se encontró con gente que hacía su trabajo por la nómina, no por vocación y es lo que yo digo.... "Manolete, si no sabes torear, ¿pa que te metes?"
Haciendo un resumen:
-Una Guardería donde lo arrinconaron porque era un niño muy inquieto e impulsivo.
-Un centro de atención temprana donde le fomentaron el lenguaje por signos en vez de el oral ("porque siempre se había hecho así") además de darle tareas o items que ya tenía conseguidos.
-Cambio de colegio (ed. inf. 3-6 años) porque el niño no encajaba, lo trasladarían a otro centro con educadora.
-Tutora compasiva, R era tratado como el pobrecito, el diferente y por ello se dio otra vez, una diferenciación, una segregación, donde el niño le fue difícil integrarse.

Todo esto, cambió cuando cambió de especialistas y probó con otras terapías:
-Descubrí lo que era un psicomotricista (profesional francés que en España no existe como tal)
-Descubrí otros métodos de enseñar, de llegar a los niños, de resolver los conflictos....
-Descubrí nuevas pedagogías, como la Waldorf y sus beneficios para niños con dificultades motoras.
-Asistimos juntas (Mamá R y yo) a charlas y conferencias sobre educación.

Fue un 2013 muy productivo donde aprendimos mucho y mejoré como docente.

*En dos post, más profundizaré más sobre la pedagogía waldorf y os dejaré vídeos ejemplo.

divendres, 5 de desembre del 2014

Una aventura ambiciosa y peligrosa

El verano de la escuela de verano, vino cargado de sorpresas, por los niños grandes, los medianos y por uno bastante más pequeño.

Llegó a mis manos una pulguita pequeña de 3 añitos y medio que no paraba de moverse y costaba entenderlo al hablar. La mamá venía preocupada buscando una nueva profesional que le diera un nuevo enfoque a la estimulación de su retoño. Yo acepté y comencé la aventura, no sin dudas o miedo, pero esto creo que es algo que nunca se desprende de la práctica docente, si realmente quieres hacerlo lo mejor que puedas.

Así, que en la 3ª semana de julio nos pusimos manos a la obra y las cosas eran más complicadas de lo que parecían. la inquietud y falta de atención eran
muy acentuadas y al final acababa peleando más que trabajando. A todo eso había que añadir que el niño  estaba en una fase probona conmigo y amenazaba con meterse a la boca, objetos que podía tragar y serían peligrosos. A punto estuve de tirar la toalla.

Ahora agradezco a mi cabezonería, aceptar el pulso al niño. Yo creo que por eso ahora me quiere tanto, porque quiso jugar a ver quién aguantaba más y nunca me rendí =). A todo esto, la madre, una chica muy luchadora y comprensiva, me brindó su total confianza y apoyo. Lo que me dió fuerzas también para seguir.

Comenzamos con estimulaciones muy sencillas que nos daban de una asociación de varias áreas (cognitiva, motora, lógica, verbal, etc) pero yo... no estaba convencida. El niño era capaz de más, estar con eso era perder el tiempo así que hacía estos ejercicios y combinaba con otros más complejos que le supusieran retos mediante el juego. Después, empezó en un especialista que nunca lo había oído como tal, un psicomotricista, y no com una persona que ha hecho la carrera de INEF o Magisterio de EF, sino un especialista en cada patrón de movimiento y en cada etapa de desarrollo.

Total, que nos embarcamos juntos en esta aventura, El especialista nos mandaba ejercicios para casa. Yo hacía los de manos y faciales y la mamá hacía el resto (suelo, parque, etc) Así, formamos un equipo muy cercano e incluso disfrutamos de alguna que otra jornada de playa o parque juntos los 3.
Todo empezó a cambiar, el niño pegó un cambio tremendo, aumentó en atención, en equilibrio y en habla. Su comportamiento ya era otra cosa y trabajábamos mucho mejor juntos, la fase del probar límites se había relajado (No sólo iba al psicomotricista, también le atendía una logopeda y tenía unas horas de natación).

Durante ese primer año, aprendí mucho sobre psicomotricidad infantil, posturas y patrones motores. Asistimos a charlas de nuevas pedagogías, conferencias de educación juntas. Descubriendo otras formas de comprender la educación fuera de este asfixiante sistema educativo como la pedagogía waldorf o la crianza natural.

 Este sería el principio del comienzo, pero esto.... os lo explicaré en la siguiente entrada ;)

Una Macedonia de Experiencias...

El curso siguiente (porque en la vida de un maestro todo gira en cursos escolares, no en años XD), descubrí que todo seguía igual que no se me presentó ninguna oportunidad de estar en un centro, por lo que volví a trabajar de camarera y dar clases de inglés a un grupito pequeño. Me sirvió para ir entrando en materia (programaba, creaba materiales lúdicos...) y me consta que les gustaba y apendieron bastante.
Después tenía varios alumnos de clases de apoyo en general y... bueno, fue un año normal. Lo especial llegó cuando terminó el curso y comenzamos la escuela de verano en casa.

ESCUELA DE VERANO

Eran 6-8 niños de entre 11 y 13 años. Para ellos preparé una programación ambiciosa que llevaba una parte de repaso general, otra de inglés, otra de juegos lúdicos y otra de ejercicio y juegos al aire libre.
En este mes, descubrí qué hacer y qué no hacer en una escuela de verano.

Mi objetivo era (un poco demandado por los padres) que mantuvieran y subieran el nivel. Yo sabía que era peligroso, veníamos cansados de un año de luchay era lo que menos les apetecía. Las primeras semanas aún tenían la motivación de la novedad, pero pronto comenzaron a cansarse, así que bajé el ritmo, sabiendo que no cumpliríamos con lo previsto y no acabaríamos el libro, pero que todo iría mejor.

Así, me di cuenta, que los padres, lo único que hicieron fue transmitirme el miedo que tenían ellos y yo, en vez de darme cuenta y percatarme de la situación, accedí, poniendo a los niños en segundo plano. Al entrar en materia, me di cuenta de mi fallo y para no dejar los libros sin completar ni cansar a los niños, llevamos la programación a la mitad de contenidos y aumentamos la parte lúdica. Les gustaba y motivaba. Aproveché para trabajar su rama artística, que parece que en primaria se va olvidando....Y no me refiero a aprender a dibujar un bodegón, si no a darles pincel, pinturas, esponjas, rodillos y una cartulina, para que creen y construyan en ese folio con todo el material, lo que les surja, que expresen y desbloqueen conflictos internos.

Concluí, que hay que tener cuidado de no imponer a los niños las consecuencias de los miedos de los padres y hay que saber explicarles la situación según la ves como profesional. También, que en verano, la parte académica es algo ligero y que ha de primar el ocio, el agua y el sociabilizarse... ya que las mejores aventuras con amigos nuevos, son siempre en verano.

Durante esa escuela de verano empecé una nueva aventura que aún casi 2 años después, aún sigo en ella y que me ha aportado mucho. Os la cuento en la siguiente entrada ;P